Banco D. João de Castro

Banco D. João de Castro

La experiencia única de una inmersión en este lugar empieza en el largo viaje en barco hasta el banco, donde podemos ser testigos de la riqueza de los mares de las Azores, al poder ver variadísimas especies de cetáceos, tortugas y aves marinas.

Este volcán, ahora submarino, tuvo su última erupción en 1720, y su zona más alta, que ahora se encuentra a 13 metros de profundidad, llegó a estar en la superficie, formando la décima isla del archipiélago de las Azores.

Con sólo 250 metros de altura y 1,5 km de diámetro, esta pequeña isla acabó desapareciendo cerca de dos años después de haber surgido. El banco submarino lo encontró el navío hidrográfico con el mismo nombre en el año de 1941.

La inmersión se hace alrededor de la antigua caldera del volcán que todavía es activa sísmica y volcánicamente, siendo esta actividad particularmente visible en la parte más alta del banco (13 metros) en las áreas donde se liberan los gases, en las fuentes termales y fumarolas.

Porque se localiza en mitad del océano, sin ninguna isla a su alrededor, este lugar es propicio para ver especies de gran envergadura como cardúmenes de peces pelágicos: barracudas (Sphyraena viridensis), bonitos del Atlántico (Sarda sarda), medregales (Seriola spp.), chopas (Kyphosus sectator) y petos (Acanthocybium solandri).

En sus aguas cristalinas, salpicadas por las pequeñas burbujas de aire de las fumarolas, podemos ver especies menos comunes en otros lugares como las tortugas marinas (ex: Caretta caretta) y las mantas cornudas (Mobula tarapacana).

Éste es un lugar recomendado sólo para buceadores con experiencia, ya que está lejos de puerto y es un sitio propenso a corrientes fuertes.