Corvo
Existe sólo una localidad en la isla, la pequeña Vila do Corvo, un pueblo pintoresco con casas blancas y calles empedradas que en la zona más antigua forman un laberinto de callejuelas estrechas pensado para protegerse de los vientos fuertes del invierno.
La isla más pequeña del archipiélago es hoy una de las más visitadas para la observación de pájaros. Es posible avistar varias aves migratorias de América del Norte que buscan alimento en este pequeño punto en mitad del océano, en un descanso de su larga travesía. Un paseo en barco a la isla de Flores o un trayecto más rápido alrededor de la isla de Corvo son también experiencias inolvidables, con paisajes maravillosos e inaccesibles y un gran número de aves marinas y, a veces, delfines o ballenas.
Además de la singularidad de su dimensión, población y paisaje de este pequeño punto verde en mitad del Atlántico, es su vida marina la que lo hace un lugar único para unas vacaciones de buceo. Por su aislamiento geográfico en relación con las islas con una industria pesquera más desarrollada, Flores y Corvo presentan una vida marina diversa y abundante. Por ello, la presencia de cardúmenes de barracudas, medregales y jureles dentones, viejas coloradas, pejeperros, abades y serranos imperiales junto al fondo son habituales, y muchas otras especies típicas de las Azores. Sin embargo, lo que hace única la vida marina de la isla de Corvo es, sin duda, la inmersión Caneiro dos Meros. Esta isla es un ejemplo en la historia de las Reservas Naturales del archipiélago de las Azores, pues fue la primera y única isla que constituyó una Reserva Voluntaria, gracias a la cual es posible hoy bucear a pocos centímetros de distancia de varios meros de gran porte, algunos con más de 30 kilos, a sólo unas decenas de metros del puerto.
A pesar de que Caneiro dos Meros es un lugar único para la práctica del buceo, en Corvo existen varios puntos más de gran calidad, como Moldinho o Pedra do Atlas, Gamela, a la salida del puerto de Vila do Corvo, y Baixa do Buraco, entre muchos otros.
Por otro lado, la cercanía entre Flores y Corvo hace casi obligatoria una visita a la isla vecina. Es más, la gran mayoría de los buceadores que visitan el grupo occidental suele hacer un programa que les permite conocer y bucear en ambas islas.